¿Qué es la misión de Dios?

¿Qué es la misión de Dios?

Los cristianos podemos ser culpables de hacer una lectura bastante egocéntrica de las Escrituras. Actuamos como si la Biblia fuese escrita únicamente para que pudiéramos salir del problema en que estamos. Creemos que toda la Biblia debe tratarse de nosotros y aquellas partes que no se relacionan directamente con nosotros son prescindibles y hasta aburridas. Afirmamos que la Biblia dice muchas cosas, pero lo más importante que nos cuenta es cómo podemos ser salvos del pecado. 

 

Esta, mis queridos hermanos y hermanas, es una lectura egocéntrica y reduccionista. La Biblia no fue escrita apenas para que nosotros supiéramos vencer el pecado y vivir una vida abundante en la tierra. Nosotros ni siquiera somos los protagonistas de la Biblia. Grandes porciones de las Escrituras serían aburridas o innecesarias si pensáramos que únicamente están ahí para brindarnos más información acerca de cómo vivir mejor o escapar la condenación eterna. 

 

Si leemos el texto bíblico cuidadosamente nos damos cuenta que la Biblia tiene un gran protagonista y su nombre es Yahvé. Nosotros somos una parte del reparto, pero Él es el protagonista principal. Y la historia que nos cuenta la Biblia sirve para que le conozcamos a Él y sus propósitos. Puede ser que nosotros vamos a la Biblia buscando la salvación y perdemos la oportunidad de leer una historia aún más importante y más emocionante. 

 

Esta lectura que hemos descrito arriba representa un acercamiento transaccional con Dios. Nosotros carecemos de la salvación, Dios es dueño del perdón, por lo tanto, vamos a Dios buscando lo que nos hace falta. Es bastante simple, ¿verdad? Sin embargo, Dios jamás se presenta como alguien que quisiera hacer negocios con la humanidad. No está interesado en hacer un treque con nosotros. 

 

Entonces, ¿qué le interesa a Dios? Al Dios Creador del universo le interesa amarnos y vivir en comunión con nosotros. La salvación es un medio para este fin. ¡Lo que por tanto tiempo nos ha interesado es apenas parte de la historia! Dios quiere que seamos salvos porque a Él le interesa compartir su vida con nosotros. 

 

Nadie estudia 4 o 5 años en la universidad para colgar un diploma en la pared de la sala de su casa. El diploma es apenas lo que habilita al profesional a desarrollar su labor. La salvación no es la meta de la vida cristiana. El fin de la vida cristiana es la vida compartida con Dios. Y si compartimos la vida con Dios, compartiremos también su carácter y su misión. 

 

Es más fácil entender que debemos compartir el carácter de Dios. Sabemos que debemos ser santos como Él es santo. Lo que nos cuesta entender es que debemos también compartir su deseo de ver la redención de toda la creación. 

 

¡Sí! A Dios le interesa redimir toda la creación comenzando con sus hijos. Hasta la creación está con dolores de parto porque juntamente con los hijos de Dios, desea su propia redención (Romanos 8:18-25). ¿Qué esperamos, entonces? Más allá de la salvación de nuestras almas, Dios persigue una meta aún más grande y maravillosa: la redención de todo lo que existe. Esperamos unos nuevos cielos y una nueva tierra (Isaías 65:17-25; 2 Pedro 3:13). 

 

Cuando aprendemos a leer la Biblia como una sola narrativa acerca de un Dios misionero que crea al mundo por amor y que desea compartir la vida con sus criaturas, todo cobra un mayor sentido. Las partes aburridas de la Biblia se vuelven fascinantes porque nos hablan de un Dios que establece fundamentos para la vida con Él. Aquellos libros que hablan de la vida en la antigüedad en tierras extrañas se iluminan con la comprensión de un Dios que mueve cielo y tierra para unir su vida con la nuestra. Cuando leemos la Biblia como un texto misionero descubrimos que todo se trata de un Dios que anhela la redención de todas las cosas.

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También descubrimos algo que nos cambia la existencia: Dios nos invita a colaborar con Él en la redención de toda la creación. No somos apenas seres que necesitan salvarse. Ahora hemos sido adoptados, somos hijos e hijas de Dios muy amados que pueden, no sólo parecerse a su Creador sino también participar en su vida y su misión. 

 

¿Cómo será la redención de todas las cosas? La vida y ministerio de Jesús nos dan una pista importante. Jesús andaba sanando enfermos, devolviendo la vista a los ciegos y exorcizando demonios. Estaba preparando a las personas para el reino de Dios. De hecho, Jesús inauguró el reino de Dios mientras estuvo acá (Lucas 17:20-21). Sin embargo, sólo lo experimentamos parcialmente mientras aguardamos su segunda venida. Cuando Jesús venga por segunda vez, Dios habrá cumplido su misión: Dios será todo en todos (1 Corintios 15:24-28).

 

Como cristianos, anhelamos lo que profetizó Habacuc: porque así como las aguas cubren los mares, así también se llenará la tierra del conocimiento de la gloria del Señor (2:14). 

 

¿Estamos conscientes de la misión de Dios? ¿Sabemos discernir su misión en las Escrituras? ¿Nuestras iglesias están comprometidas con el reino de Dios? ¿Nos interesa la misión de Dios de redimir toda la creación? ¿Estamos compartiendo su misma vida y colaborando con Él para que la tierra se llene del conocimiento de su gloria?

 

Para ver 3 videos sobre la misión de Dios, hacé clic acá.

 

Este ensayo aparece en la segunda edición de la revista INFO LAHIBI.